sábado, 17 de mayo de 2014

La Mujer en el Peronismo-PRIMER GOBIERNO DE PERON 1946-1952

La Mujer en el Peronismo
PRIMER GOBIERNO DE PERON
1946-1952

En lo político:
La Mujer en el Peronismo
El Voto Femenino
Texto de la Ley 13010
La Rama Femenina del Movimiento Peronista
El Partido Peronista Femenino
Las Delegadas Censistas


Evita pronunciado un discurso en Plaza de Mayo
La marginación política de la mujer
El derecho a votar
     Hemos afirmado en nuestra página que la sanción de la Ley Nº 8871, aprobada finalmente el 12 de enero de 1912, llamada Ley Sáenz Peña, fue una concesión de la oligarquía a la larga lucha del radicalismo de Alem y luego de Yrigoyen para lograr la democratización de los métodos de elección. Así, en la ley se legisla que a partir de la misma las próximas elecciones de autoridades serán obligatorias, secretas y universales. Pero esta condición de universalidad está restringida solo a los hombres, por lo cual la consideramos medio universal. La mitad de los argentinos en condiciones de votar, es decir la totalidad de las mujeres argentinas, queda afuera de este derecho.
     Distintas razones de orden político-ideológico, sociológico y psicológico prevalecen en esta marginación.
     Mientras en el mundo avanzaba la lucha femenina por alcanzar este objetivo, en la Argentina pasarán todavía 35 años después de la ley Sáenz Peña antes de que le fuese otorgado a la mujer el derecho a votar.
     Aún así, no debe perderse de vista que el derecho a votar obtenido para los hombres fue conculcado rápidamente, esto es, solo catorce años después de la asunción de Yrigoyen a su primera residencia, cargo al que accedió por la aplicación por primera vez de la mencionada ley. El mismo Yrigoyen será derrocado por un golpe militar el 6 de septiembre de 1930, fecha que será justamente el momento histórico de la restauración del fraude político (al que llamarán hipócrita y cínicamente fraude patriótico), pero nominalmente con la ley Sáenz Peña en la mano. El conservadorismo retoma el poder político y lo va a retener durante una larga década, la llamada “Década Infame”, hasta que se produzca la revolución del 4 de junio de 1943.
Ver en esta página en Documentación//Maffeis, Roberto//Del voto cantado al voto cadena-Historia del fraude electoral en la Argentina-1857/2009
     Es decir, que bajo esta restauración se retrocede en los derechos conseguidos para el hombre, por caso el que nos ocupa, el de votar, y el círculo se completa con la negación absoluta del mismo derecho a la mujer.
     En la década del 30 estamos a fojas cero en esta materia. No es que lo que va a suceder en 1947 con la sanción y promulgación del voto femenino se sume a la misma conquista de los hombres. En rigor y desde un punto de vista práctico, esta última se había perdido en la realidad y estábamos todos sin poder elegir. La diferencia radicó en que el derecho a voto para la mujer argentina aún no había sido legislado. El hombre ya lo tenía pero no podía votar libremente y la mujer no podía siquiera pensar en ello.
     Este es el punto de partida del momento histórico en que los hombres votaran con total libertad y sin fraude y que va desde el 4 de junio de 1943 pasando por el 17 de octubre de 1945 y el 24 de febrero de 1946 y llegando hasta el 9 de septiembre de 1947, fecha memorable para la mujer argentina.

Antecedentes
“Una larga historia de lucha, tropiezos y esperanzas”, Evita
     Observa Estela dos Santos  (1) que en las décadas previas a 1947, sumaron el número de treinta los proyectos encaminados a lograr el derecho a votar por parte de las mujeres argentinas.
     El primero del que se tenga data es el presentado por el diputado socialista Alfredo L. Palacios en 1911, es decir aún antes de la ley Sáenz Peña. El proyecto no llegó a debatirse en la Cámara de Diputados por cuanto no pasó la instancia de la comisión respectiva.
     Pocos años más tarde, el 25 de julio 1919, el diputado radical por Santa Fe Rogelio Araya, presenta en la Cámara de Diputados un proyecto por el que se le otorga a la mujer el derecho a votar. El mismo fue tratado pero no consiguió ser votado. Se lo considera el primer proyecto  de voto femenino que alcanzó estado parlamentario en la materia.
     Les siguieron varios más, tanto desde las diversas agrupaciones de mujeres, como desde adentro mismo del parlamento. Este fue el caso de proyecto presentado por el diputado socialista Mario Bravo en 1929, pero el golpe militar que derroca a Hipólito Yrigoyen al año siguiente interrumpió su tratamiento. En 1932 al retomarse la actividad parlamentaria, el mismo proyecto vuelve a tratarse logrando la media sanción en diputados, pero fue trabado por el senado que lo votó negativamente y el proyecto se perdió.
¿Qué estaba por detrás de esta discriminación a la mujer?
     Una retrógrada concepción sobre la supuesta incapacidad o inferioridad femenina para la toma de decisiones respecto de los hombres. Algo casi ancestral que era arrastrado en la sociedad y en la política argentina a despecho e ignorando el rol y el protagonismo que la historia de los argentinos debe a la mujer.
     Habría que hacer un larguísimo detalle de todas aquellas que formaron parte de los ejércitos emancipadores; como de la mismísima acción política; como esposas, compañeras e hijas de ilustres hombres; como destacadas mujeres de las letras y de las artes; como de todas aquellas que se pusieron a la cabeza de las reivindicaciones femeninas y que condujeron tantas y tantas luchas, y como de las simples mujeres criollas o indígenas que acompañaron a sus hombres desde la soledad y el sostenimiento de sus hogares para que ellos pudieran participar de las distintas gestas que signaron nuestra historia. Todas ellas son parte de nuestro patrimonio y pudieron serlo gracias a su condición humana que no revela ninguna disminución respecto de la masculina. Esto estaba solo en la conciencia y en los intereses de las clases y castas conservadoras, como las llamó Evita. Muchas tuvieron las agallas y la grandeza de ser “mucha mujer”.
     Desde Juana Azurduy hasta Eva Perón, el camino está plagado de acciones puestas al servicio de la patria y de la mujer. Cualquier persona que en tiempos pasados y de discriminación, hubiese recordado el nombre de quien reconociese como protagonista, desde su propia madre hasta las mujeres públicamente más notables, en todas ellas hubiese encontrado la sensibilidad y la inteligencia que desmentían cualquier argumento de los destinados a marginarlas de las decisiones políticas y de la participación en la economía y la vida social.
     Estos prejuicios, pero también los intereses de clase que exhibía la oligarquía, actuaban como verdaderos látigos sobre la equiparación de la mujer en sus derechos y concluían con su marginación política, económica y social. Parecía un asunto sellado por un determinismo infranqueable e inalterable. 
     Pero dice Evita: ¡Bendita sea la lucha a que nos obligó la incomprensión y la mentira de los enemigos de la Patria!… ¡Benditos sean los obstáculos con que quisieron cerrarnos el camino los dirigentes de esa falsa democracia de los privilegios oligárquicos y la negación nacional! (2)
     Aunque parezca mentira, este era el debate a mediados de siglo XX en nuestra patria.
     Indudablemente una discriminación nacida en el propio Código Civil legislado como Ley de la nación Nº 340 el 23 de septiembre de 1869 y puesto en vigencia en 1871. En el texto de este código no solo se discriminaba a la mujer y no se la equiparaba a los varones, sino que se hacían diferencias aún dentro del propio género, por ejemplo entre solteras y casadas, que según el mismo código no tendrían las mismas capacidades para resolver. (El art. 55 inciso 2 del código fijaba la incapacidad jurídica de la mujer casada)
     Y también desde otra perspectiva, la psicológica y sociológica, Jorge Abelardo Ramos hace su aporte diciendo lo siguiente: “La esclavitud de las mujeres no es una mera frase. Se expresa también en su resistencia a tomar conciencia de tal situación. Ninguna expresión podría abarcar todo un período histórico sin crear la actitud psicológica que contribuya a mantenerla y de la que participen sus víctimas. Hay una especie de ‘derecho natural’ que obliga a que la mujer lave los platos o cuide los hijos. Si parece una fatalidad biológica es exclusivamente porque su duración histórica es tan prolongada que nadie concibe su desaparición. Lo histórico, es decir, lo provisorio, se transforma en algo biológico, poco menos que en sinónimo de eterno. Pero la esclavitud integral de la mujer no es ‘natural’ sino histórica”. (3)Por esa razón es que la actitud y la acción de Evita es como es, el impulso que la mueve, que también reconoce esta última dificultad, pero que lo hace con una infinita fe en la mujer, la misma de Perón cuando dice que “lo mejor que tenemos es el Pueblo”. Ellos, Perón y Evita, si conciben la desaparición de la postergación y de la sumisión.Evitaincita, impulsa a las más decidas, se pone a la cabeza,  remueve las conciencias adormecidas y apuesta a todas, no solo a las supuestamente más esclarecidas o vanguardistas como lo hacen las feministas de izquierda, porque en el peronismo la cualidad de reivindicar sus propios derechos está en cada una y hasta en la “última” de las argentinas.
     Dicho por Evita: “Lo que yo creo que no debemos olvidar jamás es una cosa que siempre repite Perón a los hombres: …que el voto, es decir la política, no es un fin sino un medio. La expresión electoral es insuficiente para asegurar la integración plena e igualitaria de la mujer a todas las actividades y niveles de decisión. Valores, actitudes y tabúes tradicionales respecto de la mujer como ser subordinado, son compartidos, tanto por los hombres, como por las mismas mujeres. Los sedimentos de una larga discriminación previenen  a la mujer común de la iniciativa, seguridad y experiencia  necesarias para su participación activa. La incorporación integral de la mujer exige el desarrollo de su potencial humano y político; el análisis de los medios para su capacitación técnica y profesional y la solución de las condiciones de su vida cotidiana” (4)
Las protagonistas antes de Perón y Evita
Las Unas y las Otras
Las asociaciones y sus dirigentes, muy influenciadas por las ideas feministas de fines de siglo XIX y principios del siglo XX, que estuvieron en el reclamo por el voto femenino antes de la llegada del peronismo fueron entre otras:
El Consejo de Mujeres fundado en septiembre de 1900 fundado por Albina V. Praet de Sala, que sin embargo y a pesar de su neta composición femenina y producida la discusión por el voto femenino a poco de su fundación, su posición fue de neutralidad frente al problema. Neutral, para esta cuestión, era estar en contra del voto femenino. No casualmente su principal fundadora era también presidenta de la Sociedad de Beneficencia de la Capital, entidad oligárquica en sumo grado.
La bandera la retomaron el Comité Pro-sufragio Femenino, luego llamado Centro Feminista “Manuela Gorriti”, fundado en 1905 por Alicia Moreau de Justo, Julieta Lanteri, Petrona Eyle, Sara Justo, Cecilia Grierson, Adela Di Carlo y Elvira Rawson de Dellepiane (dirigente radical).
En 1910 se desarrolla en Buenos el Congreso Femenino Internacional donde se presentan trabajos de todas las delegadas del mundo que asistieron a él, sobre derechos civiles y políticos del género femenino.
En 1911 Julieta Lanteri advierte que en el llamado a la actualización de padrones para las próximas elecciones municipales en la ciudad de Buenos Aires, no se hablaba de sexo, por lo cual aprovechó a inscribirse sin que la impugnaran y el 26 de noviembre del mismo año pudo votar en la elección.
La noticia fue publicada por los diarios La Nación y La Prensa. Poco después el Consejo Deliberante de la ciudad sancionó una ordenanza donde quedaba aclarado que estaba expresamente prohibido el voto de la mujer por no estar enrolada a los efectos del servicio militar. Julieta Lanteri al conocer la ordenanza, recurrió a las autoridades militares y solicitó su enrolamiento.

1911-Julieta Lanteri votando en La Boca
Foto publicada por campus.belgrano.ort.edu.ar
En 1918 nuevamente Alicia Moreau de Justo junto a Julia García Games funda una Asociación, la Unión Feminista Nacional también acompañada por Berta W. de Gerchunoff, Adela García Salaverry y Elisa Bachofen.
Elvira Rawson de Dellepiane, también ya escindida del grupo original funda en 1919  la Asociación Pro Derechos de la Mujer, acompañada por Alfonsina Storni, Adelia de Carlo y Emma Day. En su discurso inaugural Elvira Rawson dice. “Nosotras, en una tierra pródiga y libre, hemos soportado mansamente las cadenas con que códigos y prejuicios limitan nuestra acción y humillan nuestra dignidad de seres conscientes.”  Promueven la eliminación de aquellos artículos que establezcan  una diferencia en la legislación entre los sexos que discrimina a la mujer, manifestando que quieren todos los derechos políticos, exigiendo por tantos ser elegidas como ser electoras”.
En 1920 se autoriza a la Unión Feminista organizar simulacros (¡!) de votación siguiendo la experiencia realizada en Paris un año antes. En 20 secciones electorales de la Capital Federal y del Gran Buenos Aires se habilitan entre 1 y 3 mesas femeninas según el lugar. Realizado el escrutinio “ganan” las socialistas y en segundo lugar se colocan las radicales.

1920-Simulacro de voto femenino
En 1924 Julieta Lanteri que había fundado el Partido Feminista Nacional se presenta como candidata y logra un segundo puesto detrás de Alfredo Palacios.
En 1927 se produce un hecho histórico de relevancia para el sufragio femenino. El gobierno “radical-bloquista” de Aldo Catoni en la provincia de San Juan, consigue reformar la constitución provincial otorgando a todas las sanjuaninas el derecho a votar sin ninguna restricción. Desde 1862 en que por primera hubo voto calificado para la mujer en la capital de la provincia, se había iniciado una larga lucha por ese derecho que ahora culminaba con la victoria. El 8 de abril de 1928 la mujer vota por primera vez en las elecciones provinciales. 

1928-Primer voto femenino en San Juan 
Foto publicada por Fundación Bataller

1928-Voto femenino en San Juan
Foto A.G.N.
En 1929, Paulina Lisi publica un Planisferio donde se señalan los países en los que se otorgó el derecho de voto a la mujer. En Sudamérica se destacan el estado de Río Grande, Brasil y la provincia de San Juan, Argentina.
En 1932 se crea la Asociación Argentina para el Sufragio Femenino, fundada por Carmela Horne,  quien fiel a sus prejuicios de clase declara en un proyecto que presenta en el Congreso Nacional esta increíble postura: “Creemos que el voto debe darse a las capaces y no a las incapaces. Si hubo error al acordarlo a los hombres incapaces, debe corregirse y no incurrir en otro nuevo. Pedimos que al dictarse la ley acordando el voto a la mujer, sea para la alfabeta mayor de edad y argentina nativa, porque para extenderlo a las demás hay tiempo, mientras dándolo a las incapaces y extranjeras significaría un error irreparable”. (5) Sin embargo después del 23 de septiembre de 1947, fecha de la promulgación del voto femenino, la Asociación emitió un comunicado de agradecimiento e hizo celebrar una misa en acción de gracias.
En marzo de 1936, Victoria Ocampo fundó la Unión de Mujeres Argentinas junto con sus amigas Susana Larguía y María Rosa Oliver. En 1938 presentarán en el Congreso Nacional un proyecto de voto femenino.
En el número de abril de 1941 la revista libro Hechos e Ideas publica un trabajo del dirigente radical correntino Eduardo Madariaga, donde este dice: “Que a la vieja fórmula del sufragio universal: un hombre, un voto, debía agregarse la de una mujer un voto”, resultando este axioma ser el título del artículo.
Así era como transcurría el tiempo entre las luchas encarnadas por las dirigentes mencionadas y con una sucesiva presentación de proyectos (algunos de ellos mencionados) todos denegados y rechazados; con otros que proponían que la mujer pudiera votar solamente en las elecciones municipales; algunos que la hacían acreedora del derecho solo a partir de los veintidós años (cuatro más que los varones); unos que proponían que fuese voluntario y finalmente los que le otorgaban el derecho a aquellas que no fuesen analfabetas; en resumen, todo era una montaña de trabas y discriminaciones que finalmente terminaban con la proscripción de la mujer a ejercer su derecho a voto.


 
4 de junio de 1943
3 de octubre de 1944
Fechas claves
     Llegado el devenir histórico a esta fecha en que sucede la Revolución del 4 de junio de 1943 (una vez más decimos, fue un pronunciamiento y una revolución, no un golpe de estado), Perón asume en el Departamento Nacional del Trabajo, al que un mes después convierte en Secretaría de Trabajo y Previsión y el 3 de octubre de 1944 crea dentro la misma la División del Trabajo y Asistencia de la Mujer y a posteriori, dentro de la misma, una comisión específica bajo la denominaciónComisión Pro Sufragio Femenino.
     Es esta una fecha absolutamente clave y la División dirigida por la filántropa Lucila De Gregorio Lavié junto a María Tizón, encabeza desde ese lugar los estudios sobre la problemática de la mujer argentina y en particular sobre el derecho a voto, presentó en julio de 1945 un petitorio para alcanzar ese derecho. Perón, secretario del área, respondió positivamente pronunciando un discurso frente a la Comisión,donde afirmó el 26 de julio de 1945 que se declaraba: "partidario de otorgarle el sufragio a la mujer, porque no hay ninguna razón que se oponga a que esto llegue a concretarse en una realidad. Empeño mi palabra como vicepresidente, como ministro y como secretario de Trabajo y Previsión, en el sentido de trabajar incansablemente por llevar adelante esta hermosa iniciativa". (6), fundamentando además como otra causal, los compromisos internacionales asumidos por la Argentina en la Conferencia sobre Problemas de la Guerra y de la Paz reunida en Chapultepec, México, entre febrero y marzo de ese mismo año, para el otorgamiento del voto femenino en aquellos países que aún no lo hubieran hecho.
     Como antecedente, una importante reunión en 1938 en Lima, Perú, había concluido con una declaración en la que se propugnaba la implementación del sufragio femenino en toda Latinoamérica.

     Además del tratamiento de la problemática laboral específicamente referida al género femenino, esta División aborda también, como hemos dicho, la reivindicación del derecho a votar para la mujer. Perón lo sostiene de este modo: “…dignificar moral y materialmente a la mujer equivale a vigorizar la familia. Vigorizar la familia es fortalecer la Nación, puesto que ella es su propia célula. Para imponer el verdadero orden social, ha de comenzar por esa célula constitutiva, base cristiana y racional de toda agrupación humana”.
     No era posible asignar a la mujer semejante misión en la sociedad y tenerla sumergida y postergada en sus derechos, no solo laborales, sino también civiles. En el seno de esta División de la Secretaría de Trabajo se comienzan a trazar planes para el otorgamiento del voto femenino.
     Es oportuno acá recordar una cita clave de Angel Perelman recogida también anteriormente en nuestra página y es la referida a la función de la Secretaría: “La Secretaría de Trabajo y Previsión se había convertido en un factor de organización, desenvolvimiento y apoyo para la clase obrera. No funcionaba como una regulación estatal por encima de las clases en el orden sindical: actuaba como un aliado estatal de la clase trabajadora.” (7)
     Y este aliado estatal piensa, planifica y desarrolla, aún por encima de lo específicamente laboral y todavía más, para todas las mujeres, no solo para las trabajadoras, una estrategia de reivindicación total para la mujer.

Ver en esta página Textos Centrales//Parte III//La ruta de Perón, 1893-1945//El Departamento Nacional de Trabajo y siguientes puntos.


     Por la intensa acción que llevaba a cabo la Secretaría y su División para la Mujer se creó un rumor en 1945, solo eso un rumor, en el sentido de que se iba a habilitar por decreto a las mujeres a votar. Increíblemente las feministas argentinas se opusieron al proyecto aduciendo que estaba originado en un gobierno militar y que se pretendía implantar por decreto aunque nada indicaba tal cosa.
     Se reunieron después de la declaración del Secretario de Trabajo en un encuentro al que llamaron Asamblea Nacional de Mujeres, el 3 de septiembre de 1945 y cuyo lema fue “Sufragio femenino pero sancionado por un Congreso elegido en comicios honestos”. En la misma una de las más notorias feministas, Victoria Ocampo, dijo textualmente: “Creo que la mujer argentina consciente (o sea que para ella también las había inconscientes o no conscientes), al no aceptar dócilmente ni siquiera la idea del voto por decreto, del voto recibido de manos del gobierno de facto, ha votado por primera vez en la vida política argentina”.(8) 
     Un subterfugio dialéctico que escondía un propósito político de fondo, cual era la creación de la Unión Democrática impulsada por Estados Unidos a través de su embajador Spruille Braden en contra del naciente peronismo y que congregó, como se sabe, a todo el arco político opositor desde la izquierda hasta la oligarquía. Debe recordarse acá, que estábamos en las semanas previas al 17 de octubre y que toda la acción política de la oligarquía y de la izquierda tenía como objetivo desplazar al coronel Perón.
     El argumento que esgrimieron parecía tan inconsistente, como increíble. No debía prosperar ningún proyecto a favor del sufragio femenino hasta que hubiese un gobierno constitucional….,burda argumentación. La sanción de la ley ocurrió dos años después precisamente en un gobierno constitucional elegido libremente por el pueblo e igual estuvieron en contra, de modo que aquella no era la verdadera razón. Perdieron en esta posición todos los argumentos que durante años habían acumulado. Cabe preguntarse entonces ¿Qué habían defendido realmente hasta ese momento?
 Esta es la respuesta de Evita a ese interrogante:
“…El camino ha sido largo y penoso. Pero para gloria de la mujer, reivindicadora infatigable de sus derechos esenciales, los obstáculos opuestos no la arredraron. Por el contrario, le sirvieron de estímulo y acicate para proseguir la lucha. A medida que se multiplicaban esos obstáculos, se acentuaba nuestro entusiasmo. Cuando más crecían, más y más se agigantaba nuestra voluntad de vencer. Y ya al final, ante las puertas mismas del triunfo, las triquiñuelas de una oposición falsamente progresista, intentó el último golpe para dilatar la sanción de la ley.”
(9)
Subrayado nuestro

Centros Cívicos Femeninos.
Comisiones Femeninas en el Partido Laborista y
en la Unión Cívica Radical-Junta Renovadora
Centro Universitario Femenino (CUF)
     Después de la gesta del 17 de octubre de 1945, donde cabe recordar la participación masiva de la mujer trabajadora argentina junto a los hombres y ya de cara al proceso electoral que culminará el 24 de febrero del año entrante, y sabiendo la mujer argentina  positivamente que no iba a poder votar porque aún no estaba legislado, se puso codo a codo con los hombres peronistas y participó de la campaña electoral con toda la fuerza que le fue posible.
     Así fue como se crearon espontáneamente Centros Cívicos Femeninosimpulsados fundamentalmente por mujeres de trabajadores y trabajadoras; en los partidos que apoyaban la candidatura de Perón se crearon Secretarías y Subsecretarías de la Mujer y el Centro Universitario Femenino conducido por su fundadora Haydee Frizzi de Longoni, que creó secretarías femeninas en facultades y colegios secundarios para apoyar desde la mujer la candidatura del nuevo líder.
     Precisamente el C.U.F., organizó el 8 de febrero de 1946 en el Luna Park de la ciudad de Buenos Aires, un gran acto que congregó a más de 20.000 enfervorizadas mujeres que clamaban por un hombre, Perón.
     Esta participación masiva y proto orgánica de la mujer argentina y peronista, que tempranamente se puso de manifiesto y en marcha hacia la obtención de la victoria electoral del 24 de febrero, habla claramente que la conducción de Perón y de Evita les iba a destinar un espacio específico, distinto de los conseguidos por iguales mujeres en los partidos liberales y de izquierda y que tanto ellas como los hombres nuevos que nacían con el peronismo irían a participar de una orgánica superior, por ahora desconocida y que ello les daría un destino común conservando cada uno su particularidad y esencia.
"La Mujer puede y debe votar" 
Evita 

     Cuando Perón abre el  período legislativo de su primer gobierno, en julio de 1946, expresa en el discurso lo siguiente: “La creciente intervención de la mujer en las actividades sociales, económicas, culturales y de toda otra índole la han acreditado para ocupar un lugar destacado en la acción cívica y política del país. La incorporación de la mujer a nuestra actividad política con todos los derechos que hoy se reconocen a los varones, es insustituible factor de perfeccionamiento de las costumbres cívicas” (10)

      Ya iniciado el gobierno peronista, Evita, además de iniciar las tareas de asistencia social,  apuntaló enérgicamente la campaña para el objetivo del sufragio femenino.
     Dice: “Lo primero que tuve que hacer en el movimiento femenino de mi Patria, fue resolver el viejo problema de los derechos políticos de la mujer”(11)
     Y así fue como inmediatamente pasó a presidir la Comisión Pro Sufragio Femenino y desde ahí comenzó a presionar a los legisladores para que se sancionara la ley.
     Después de los primeros meses del gobierno y sin resultados en el Congreso por falta de decisión del cuerpo legislativo al que había concurrido en septiembre de 1946, el 6 de diciembre de 1946, durante una ceremonia donde se celebraba la firma de un convenio de trabajo que favorecía a 20.000 obreros y obreras textiles y que tuvo lugar en el ya Ministerio de Trabajo, Evita pronuncia un breve discurso donde dice: "a las mujeres también les llegará la oportunidad de hacerse oír y no ser explotadas como lo han sido hasta ahora..." (12)La decisión de alcanzar la reivindicación de su género era, a esta altura, imposible de parar. Algo así como un impulso irrefrenable y como todas las demás acciones emprendidas por ella, la que quería hacer en el menor tiempo posible.
     Para el mes de enero de 1947 y estando en Rosario dice que: “desde la filas del peronismo estaba luchando para que las mujeres formemos una gran legión que habrá de defender nuestros derechos y de defender también a nuestro querido jefe. Las mujeres que siempre hemos sido relegadas a segundo plano, que hemos sabido ganarnos el sustento de nuestros hogares, tenemos derecho a que se nos escuche”.

      Así también, inicia una serie de mensajes radiales que se emiten una vez por semana a las 21 hs. inspirando e impulsando a la mujer argentina a defender sus derechos cívicos. Estos mensajes se irradiarán desde el 27 de enero hasta el 19 de marzo de este año.

     El 27 de enero se la escuchaba decir a través de la radio: “La mujer argentina ha superado el período de las tutorías civiles…la mujer debe afirmar su acción. La mujer debe votar. La mujer, resorte moral de su hogar, debe ocupar el sitio en el complejo engranaje social del pueblo. Lo pide una necesidad nueva de organizarse en grupos más extendidos y remozados. Lo exige, en suma, la transformación del concepto de mujer, que ha ido aumentando sacrificadamente el número de sus deberes sin pedir el mínimo de sus derechos.

      Conozco a todas mis compañeras, sí. Yo misma soy pueblo. Los latidos de esa masa que sufre, trabaja y sueña, son los míos.
 La mujer argentina debe ser escuchada porque supo ser aceptada en la acción. Se está en deuda con ella. La descamisada no puede ser olvidada y se le debe conceder el voto que será el arma que hará de nuestros hogares el recaudo supremo e inviolable de una conducta pública. El voto femenino será primera apelación y la última…En los hogares argentinos de mañana, la mujer, con su agudo sentido intuitivo, estará velando por su país, al velar por su familia. Su voto será el escudo de su fe. Su voto será el testimonio vivo de su esperanza en un futuro mejor”.
     El del 19 de marzo será lapidaria, dice: “Ha llegado la hora de la mujer que comparte una causa pública y ha muerto la hora de la mujer como valor inerte y numérico de la sociedad”.


Evita, hablando a la mujer argentina por radio
   Unos meses más tarde, el 30 de agosto, se conocía en el diario Democracia un mensaje de Evita donde decía lo siguiente: “Algunos dirán para qué queremos votar las mujeres. Yo sé que hay quienes se formulan esta pregunta. Invitémosles a recorrer las páginas de nuestra historia”.
   Pocos años más tarde al conocerse su libro “La Razón de mi Vida”, podrá leerse:“¿Qué podía hacer yo, humilde mujer del pueblo, allí donde otras mujeres más preparadas que yo, habían fracasado rotundamente?… Lo primero que tuve que hacer en el movimiento femenino de mi Patria, fue resolver el viejo problema de los derechos políticos de la mujer”.
   Edelmira Giúdici, Victoria de Palacio y Julia de León, compañeras de Evita, también impulsaran decididamente por radio la campaña para lograr el voto de la mujer.
Evita, el voto femenino y las feministas de izquierda y oligarcas
   La campaña de Evita para lograr que se sancionara la ley del voto femenino, contiene una clara y abismal diferencia con igual pretensión impulsada por las dirigentes y activistas liberales de izquierda y por las liberales de la oligarquía.
   Es tan claro que Evita no asume posiciones feministas, que deja descolocadas a estas cuando levanta la bandera de la igualdad de derechos, porque lo hace en serio, desde una posición femenina, no feminista y a fondo y finalmente, en rigor, lo que hace es desnudar la verdadera esencia del feminismo de izquierda, que es lo verdaderamente está por detrás de las posturas.
      Con respecto a las damas oligarcas que pedían el voto para la mujer, sacarles la “careta” resultó aún más fácil todavía. No hay nada más claro y brutal en el pensamiento oligarca que su traducción en palabras. Y sino baste repasar lo que dice la señora Victoria Ocampo, “mujeres conscientes” y no conscientes. Para Evita eran todas conscientes y valían todas por igual, más allá de la instrucción que portara cada una. Es oportuno recordar acá que ella misma apenas tenía 6º grado de instrucción primaria, contra doctoras y “destacadas” personalidades de la política, de las letras y del pensamiento y del periodismo. Evidentemente la sabiduría no pasa por la instrucción. Es algo muy superior a eso. Hay sabias sin instrucción e ignorantes y brutas cargadas de títulos.
      Por otra parte, el feminismo oligarca en lo único que reparaba era en la propia postergación dentro de su clase social. Quería su “autonomía”, pero sin cuestionar la injusticia social del orden vigente. No pensaba ni remotamente en la extensión del derecho a todas las mujeres argentinas y muchísimo menos en la postergación social, no solo cívica, de esas mismas argentinas sumidas en la miseria. De eso “no se hablaba”.
      Estela dos Santos ayuda a comprender este fenómeno con mucha claridad:“Eva Perón hizo una campaña radial para que el interés por el tema pasara a ser patrimonio de las mujeres de todas las clases sociales. Del 27 de enero al 19 de marzo dedica seis mensajes memorables porque:
a) es la primera vez que se apela políticamente a la mujer.
b) es la primera vez que se habla a la mujer nombrándola por su trabajos (ama de casa, docente, empleada, obrera fabril, chacarera, enumera Evita en el segundo mensaje).
c) es la primera vez que se dice que ‘la mujer puede y debe votar’.
Se revierte lo que las militantes feministas habían hecho y dicho durante medio siglo. Ellas se dirigían a los hombres, a los dueños de las instituciones, pidiéndoles que les concedieran el derecho a voto, si no a todas, por lo menos a las que tenían  ‘conciencia política’, a las que ‘querían votar’. Eva Perón no les habla a los hombres. Se dirige a las mujeres. No a las diplomadas ni a las “preparadas” sino a todas las mujeres del país. Las convence de que tienen capacidad para votar y para participar en la política general de la nación, las impulsa a actuar junto con los hombres, en la construcción de la revolución, uniéndose a ella, la compañera Evita. Es más, les dice que tienen que asumirlo como un deber. Y en cada mensaje repite el concepto de unidad entre ella y las mujeres.
Eva Perón no trataba de satisfacer a las vanguardias feministas. Lo que para éstas era una meta, para Evita era un instrumento al servicio de movimiento revolucionario cuyo fines eran la felicidad del pueblo y la grandeza de la nación. Eva Perón no fue feminista, ni siquiera fue reconocida por la mayor parte de ellas, y sin embargo, fue la mujer que dio el salto histórico más alto en la Argentina”. (13)
      Y aún más todavía, Evita, cuando llama a la mujer a defender sus derechos y asumir responsabilidades, no la aleja de su hogar, porque ahí, por su condición es insustituible. Le dijo: “la mujer, columna básica del hogar, tiene la tarea de moldear hombres dignos del momento histórico que vivimos los argentinos, de forjar las generaciones que nos han de seguir en el esfuerzo y la tarea de hacer una Patria mayor, una sociedad más justa, más unida y más fraterna”(14)

Empadronamiento femenino posterior a la sanción de la Ley 13010
Foto Clarín
Se llega a la votación de la ley
3 de septiembre de 1947
      Transcurrido el tiempo que apuntamos y ya con Evita de regreso de Europa, adonde había realizado un extensa y fructífera gira por varios países entre el 6 de junio y el 23 de agosto de ese año en que toca nuevamente suelo patrio, se llega finalmente al día 3 de septiembre en que el proyecto de ley del peronismo es tratado en la Cámara de Diputados de la Nación.
      En esta primera sesión de la Cámara no llega a votarse la ley enviada por el Senado por cuanto una apreciable cantidad de diputados de la oposición planteaba la necesidad de “profundizar” el tratamiento y que no debía votarse ese mismo día. Finalmente se vota afirmativamente por el traslado del tratamiento de la ley al día 9 de septiembre, porque no se obtienen los dos tercios para ser tratada ese día 3.
Una clarísima muestra de lo que estaba en juego detrás de estas maniobras dilatorias, es el comentario del diario La Nación del día 5  pidiendo tiempo y libertad para tratar “en profundidad la participación política femenina”, ya que según editorializaba, “no es uniforme en el inmenso territorio nacional la aptitud (SIC)de la mujer para el ejercicio de sus deberes cívicos”… (15)
      Finalmente llegado ese día, la ley es votada en general por unanimidad de los 117 diputados presentes. Puestos a votar artículo por artículo la oposición intentó introducir modificaciones lo que no prosperó.
Este es el resultado de la votación en particular:
      Art. 1º:   99 votos a favor sobre 116 presentes.
      Art. 2º:   88 votos a favor sobre 116 presentes.
      Art. 3º: 104 votos a favor sobre 119 presentes.
      Art. 4º: ?
      Art. 5º: 100 votos a favor sobre 120 presentes.
      Art. 6º:   92 votos a favor sobre 119 presentes.
      Art. 7º:   93 votos a favor sobre 118 presentes.
      No puede entenderse el porque de los votos en contra o abstenciones después de haberse votado por unanimidad, a menos que el diario La Nación nos releve de buscar esa explicación cuando nuevamente editorializa que fue lamentable que no se hubiese profundizado el tratamiento, porque “la obligatoriedad no contempla las condiciones de la realidad argentina”. ¿Que significaba esto? Que lisa y llanamente para la oligarquía y para el feminismo de izquierda, debieron haber habilitado el voto calificado. Según los parámetros de la oposición, algunas mujeres podían votar, otras no. Esto fue lo que pasó. (16)

“Ahora no queremos votar”
      Una vez promulgada la ley, aparecieron en los dichos de algunas feministas las verdaderas razones de su oposición a la misma. El que titula este punto, se reconoce como una voz entonada por feministas en los días posteriores a la sanción y promulgación de la ley. Aunque no hay ningún escrito donde hubiese quedado registrado, igualmente refleja a la perfección lo que invadía el espíritu de las feministas.
      Digamos y reconozcamos que fue votada en general por unanimidad. Pero¿Que podían hacer aquellas que hacía décadas que la pedían, sino estar de acuerdo en votarla? Pero, como dijimos antes, la verdadera conciencia de estas mujeres les dictaba una ley hecha a la medida de su sectarismo y de su elitismo. Por eso sus dirigentes la votaron en contra cuando hubieron de hacerlo artículo por artículo. Y además de las voces que se escucharon en el recinto, es claro y muy útil recurrir a lo que se publicó a posteriori.
      Alicia Moreau de Justo, médica, socialista y campeonísima de la causa, inauguró pocos meses más tarde en el seno de su partido, un seminario titulado “Sepa la mujer votar”. El título conlleva, desde el vamos, el prejuicio de creer que no sabe votar ¿Porqué? ¿Porque no sabría votar la mujer argentina?
      En primerísimo lugar, la doctora advierte que el logro fue “una maniobra política y no como una conquista social”. Es decir, antepone una cuestión política de sector (el socialista frente al naciente peronismo), a una causa superior como es el voto femenino en sí mismo, como objetivo principal. ¿Es que acaso midió la cuestión con su propia vara? ¿Tal vez su propio partido hubiese procedido con la intención que critica en otros? ¿No se le cruzó por la cabeza que tal vez hubiese argentinos y argentinas que estaban por encima de esas cuestiones secundarias de sector y lo fundamental era que la mujer argentina tuviese en sus manos la herramienta del voto? No, no lo pensó. Razonó de acuerdo a otros parámetros.
      Y no se quedó allí, durante una de las conferencias dijo que: “era escéptica respecto de los cambios que el voto femenino podría traer a nuestra vida social, porque la experiencia universal demostraba que las mujeres votando no habían modificado las prácticas de los partidos políticos, pues por desgracia, las mujeres tenían iguales defectos electorales que los varones y el peor de ellos era la predisposición al caudillismo y a la corrupción electoral”. Entonces ¿Cual había sido la lucha de la doctora?
      A su turno, Victoria Ocampo, que ya había dicho lo suyo previamente a la sanción de la ley, remató su pensamiento de este modo: “Nuestra reacción frente al voto en 1947, no respondía a antagonismos políticos, sino a las razones por las que fue otorgado: se lo consagraba de antemano a un partido y no a la defensa de nuestra causa: la de todas las mujeres en bloque”. (17)
      Al igual que su par feminista en el socialismo, ella, desde la oligarquía, decía exactamente lo mismo.
      Así se escribió la historia de este derecho, legislado y otorgado con absoluta justicia para la mujer argentina.



Texto de la Ley 13010
Sancionada el 9 de septiembre de 1947
Promulgada el 23 de septiembre de 1947
Art. 1º: Las mujeres argentinas tendrán los mismos derechos políticos y estarán sujetas a las mismas obligaciones que les acuerdan o imponen las leyes a los varones argentinos.
Art. 2º: Las mujeres extranjeras residentes en el país tendrán los mismos derechos políticos y estarán sujetas a las mismas obligaciones que les acuerdan o imponen las leyes a los varones extranjeros, en caso de que estos tuvieran tales derechos políticos.
Art. 3: Para la mujer regirá la misma ley electoral que para el hombre, debiéndosele dar su libreta cívica correspondiente como documento de identidad indispensable para todos los actos cívicos y electorales.
Art. 4º: El Poder Ejecutivo, dentro de los dieciocho meses de la promulgación de la presente ley, procederá a empadronar, confeccionar e imprimir el padrón electoral femenino de la Nación en la misma forma en que se ha hecho el padrón de varones. El Poder Ejecutivo podrá ampliar este plazo en seis meses más.
Art. 5º: No se aplicarán a las mujeres las disposiciones ni sanciones de carácter militar contenidas en la ley 11.386. La mujer que no cumpla con la obligación de enrolarse en los plazos establecidos estará sujeta a una multa de cincuenta pesos moneda nacional o a la pena de quince días de arresto en su domicilio, sin perjuicio de su inscripción en el respectivo registro.
Art. 6º: El gasto que ocasione el cumplimiento de la presente ley se hará de rentas generales, con imputación a la misma.
Art. 7º: Comuníquese al Poder Ejecutivo.



Foto publicada por treslíneas.com.ar

Festejos por la sanción de la Ley 13010
Ver en esta página en Documentación//Perón, Eva//Voto Femenino-Discurso 23-9-1947


Composición fotográfica de la revista Todo es Historia Agosto 1982-Nº 183

La Rama Femenina del Movimiento Peronista
  

“Yo nunca fui política, participaba porque era peronista, de Perón y de Evita” 
Compañera Nelly Omar, una peronista cabal

 

La Descamisada
Milonga
- Versión original grabada por Nelly Omar en 1951 con el sello R.C.A.

Material facilitado por José María Di Giorno

- Nelly Omar en el Luna Park, febrero de 2009
   Grabado por Crónica TV 
   Editado en Youtube por fantasticodeoncecom

  1. Miniatura Ver más tarde

La descamisada
Letra

Soy la mujer argentina,
la que nunca se doblega
y la que siempre se juega
por Evita y por Perón.
Yo soy la descamisada, 
a la que al fin se le escucha,
la que trabaja y que lucha
para el bien de la Nación.
La que mañana en las urnas 
hará valer sus ideales,
para que sigan triunfales
las obras del General.
Yo soy la descamisada 
surgida del Peronismo,
que ostenta el Justicialismo
como emblema nacional.
Soy la mujer argentina,
que el 17 de octubre, 
la que de orgullo se cubre
porque es grande mi nación.
Yo soy la descamisada, 
que si es necesario un día,
hasta la vida daría
por Evita y por Perón.
bis III y IV
Letra de H. Helu
Música de E. P. Maroni



Partido Peronista Femenino
   En 1949 y transcurridos tres años del primer gobierno de Perón, faltaba que las mujeres se organizasen. Fueron las últimas que concurrieron a integrar el Movimiento Peronista como rama del mismo. 
Perón y Evita habían impulsado ardorosamente el voto femenino. El objetivo de esta reivindicación política estaba cumplido. Estaba sancionada y promulgada la ley que lo establecía. Lo que había parecido como una meta inalcanzable, era ya una realidad tangible. El Estado procedía a empadronar y otorgar el documento cívico a todas las mujeres argentinas. Llegará oportunamente la primera elección en la que pueda manifestarse. El hecho era inexorable y sin retorno.
   Pero muy distinta era la necesidad política que tenía la conducción estratégica del Movimiento, Perón, en cuanto a integrar a la mujer en la orgánica del mismo. Esto debía ocurrir mediante la movilización de todas las mujeres posibles en el ámbito nacional; debía procederse a dar forma a lo que se llamará Partido Peronista Femenino y fundamentalmente debía ponérsele por delante un objetivo central, cual era la de ser el eje de la actividad social en los barrios (léase ayuda y justicia social), en el territorio cercano a los hogares.
   Ahora bien, ¿Como hacían las mujeres para acceder a los cargos electivos? El Partido Peronista creado por Perón poco tiempo después de ganar las elecciones y de iniciado su gobierno, solo permitía la elección de varones en sus listas de candidatos. Cosa bastante comprensible por otra parte, por cuanto la mujer no estaba habilitada para votar. 
Cuando se sancionó y promulgó el voto femenino, paralelamente el Partido Peronista habilitó a la mujer para integrar sus listas mediante la reforma de su Carta Orgánica y le dio cabida en su estructura.  ¿Era esto la Rama Femenina? Definitivamente no. Aún hoy este tema no se comprende bien y si se lo hace y no se explica con claridad, es porque median fines y negaciones políticas inconfesables.
   La explicación está en que, de cara a una competencia electoral, el peronismo debía presentar solo una estructura partidaria y esta era la del Partido Peronista. Como la mujer ya estaba incorporada legalmente a la vida política, debía tener su representación en las listas de este partido. De lo contrario debía haber presentado sus propias listas desde el Partido Peronista Femenino, lo cual era absolutamente improcedente y se procedió entonces a habilitarla en el primero.
   Pero esto es una cuestión y otra muy distinta es la creación de la Rama Femenina, que, institucionalmente, se llamará P.P.F. y tendrá por objetivo la organización social en la base de la comunidad. Semejante tarea no se puede hacer desde la lucha política por los cargos, por lo que debe comprenderse es que la Rama Femenina y el P.P.F. eran la misma orgánica para su actuación frente a la sociedad y que, paralelamente y eventualmente para las elecciones generales, la mujer tenía su representación proporcional desde el Partido Peronista.
   Los que tienden a confundir todo para hacer creer que el peronismo es un partido con menoscabo del Movimiento Peronista, sostienen que las tres ramas del movimiento eran las que se expresaban proporcionalmente en las listas de candidatos del partido. Falacia, porque ahí se expresaban los hombres como tales, los trabajadores y las mujeres solo para eso, para ocupar cargos electivos. La Rama Femenina era otro emprendimiento de la ingeniería social de Perón, de otra envergadura y tenía otros objetivos muy diferentes e inalcanzables por un tipo de estructura de “aparato” como el Partido Peronista. El partido era parte del movimiento y no había movimiento solo porque en las listas de candidatos estuvieran las tres ramas expresadas. El movimiento existía porque había tres grandes columnas de marchas y tres grandes espacios perfectamente diferenciados: el sindical, el masculino y el femenino.
Un desafío crucial
La revolución con la mujer, la mujer en la revolución.
    Tal como venimos viendo en la flamante y reciente historia del peronismo y a poco de iniciar su gobierno, Perón y Evita deciden impulsar la organización de la mujer (1949), pero revolucionando las conciencias femeninas y obviamente las masculinas ya que, el hombre argentino debió comprender y aceptar que el otro género también podía y debía tomar sus propias decisiones y que además podía y debía ocupar los espacios que por propia gravitación le correspondían y que el Estado moderno de Perón les ponía por delante para que se expresara y actuara.
    ¿Cuál fue el desafío y cual la revolución? Ubicar a la mujer en el lugar donde la comunidad empieza su organización: en la cercanía a su hogar, en los barrios. ¿Para qué? Para que junto a los hombres y organizaciones sindicales que así lo resolvieran, ejecutaran en primer lugar la acción social del peronismo y luego la acción política. Un modo de llegar a la política asumiendo previamente un compromiso de vida, al modo que lo define Nelly Omar en el epígrafe de la fotografía con que la homenajeamos.
    Con esta decisión, con este espíritu y con estos objetivos, se comienza la constitución del Partido Peronista Femenino, P.P.F., la Rama Femenina del Movimiento Peronista.

Antes de la convocatoria a constituir el P.P.F.
    Una muy precisa descripción de lo que fue el basamento de la organización femenina y que precedió a la creación de las unidades básicas y del P.P.F., la hace Carolina Barry tomando un modelo generado en el barrio de Belgrano de la capital argentina, pero que es muy válido traspolarlo a casi todo el país.
    Dice Barry:
“Acciones previas al P.P.F.

En 1946 aparecieron los centros cívicos femeninos en distintos lugares del país, entre ellos también en el barrio de Belgrano. Surgieron de manera espontánea y estaban presididos, en general, por alguna mujer del barrio que apoyaba vivamente a Perón o por las esposas de dirigentes políticos barriales. Algunos funcionaban dentro de los comités o centros partidarios del peronismo y, la mayoría, en la casa de alguna vecina del barrio. Los centros cívicos estaban destinados a todas las mujeres argentinas "nativas o naturalizadas que siendo mayores de 18 años quieran inscribirse en los centros cívicos donde se les asegura absoluta independencia en sus ideologías políticas y en su credo religioso". Poco a poco fueron definiendo su papel y a diferencia de las secciones o ramas femeninas, no tenían relación alguna con la Junta Central del, por entonces novel, Partido Peronista ni con ninguna facción política. Se constituyeron con la única intención de "cooperar con la esposa de Perón en su campana de obra y justicia social" y asegurar los derechos políticos de la mujer y afiliar a las simpatizantes. Solicitaban, por ejemplo desde una bandera para una escuela hasta medicamentos, alimentos, ropa, anteojos, dictaban clases de apoyo escolar y de capacitación general para las mujeres. También iniciaron una fuerte campana pro sufragio femenino. Su presencia se fue haciendo notar en el barrio y, a los que surgían espontáneamente, se sumaron los que fue creando Evita a quien respondían de manera más o menos organizada.
Su mayor o menor actividad y protagonismo dependía, en parte, de la actitud y trabajo de quienes los presidían. Una vez sancionada la Ley Nº 13.010, los centros cívicos comenzaron a colaborar con los comandos militares encargados de las tareas de enrolamiento femenino. Repartían en el barrio folletos explicativos y daban charlas y conferencias asesorando a la mujer acerca de los pasos a seguir para obtener la libreta cívica. Algunos centros estaban autorizados para realizar los trámites de enrolamiento de las mujeres. Hacia 1948 su crecimiento y presencia fue notable. Las actividades de estos centros femeninos fueron, de alguna manera, el antecedente de las futuras organizaciones celulares partidarias, las unidades básicas femeninas.”  (18)

 


Escudo peronista sobre la bandera argentina
Imagen de www.enlacecrítico.com
Primera Asamblea del Partido Peronista Femenino
26 de julio de 1949
    Sobre esta base entonces, Perón y Evita se lanzaron a la organización del P.P.F. El día 25 de julio de 1949 se reunieron cerca de 6.000 delegados del Partido Peronista de todo el país en el Luna Park de la ciudad de Buenos Aires. Aproximadamente 1.000  eran mujeres y Perón les habló a todos.
    El día siguiente, 26 de julio de 1949, será un día histórico. Reunidas en el Teatro Nacional Cervantes de la ciudad de Buenos Aires, se constituyen las mujeres venidas de todo el país en lo que fue la primera Asamblea Nacional del Partido Peronista Femenino. Están presentes los Centros Femeninos y todos los grupos y asociaciones de acción peronista llegados desde todas las provincias y territorios nacionales. A partir de ese mismo momento, todos ellos quedarán disueltos y se reagruparán como P.P.F., un paso decisivo.


Teatro Nacional Cervantes de la ciudad de Buenos Aires

    Habla Evita y en un discurso que es clave para comprender la misión del P.P.F. y de la mujer argentina de aquí en más, dice: “El partido femenino que yo dirijo en mi país está vinculado lógicamente al movimiento Peronista pero es independiente como partido del que integran los hombres... Así como los obreros sólo pudieron salvarse por sí mismos y así como siempre he dicho, repitiéndolo a Perón, que ‘solamente los humildes salvarán a los humildes’, también pienso que únicamente las mujeres serán la salvación de las mujeres. Allí está la causa de mi decisión de organizar el partido femenino fuera de la organización política de los hombres peronistas. Nos une totalmente el Líder, único e indiscutido para todos. Nos unen los grandes objetivos de la doctrina y del movimiento Peronista. Pero nos separa una sola cosa: nosotras tenemos un objetivo nuestro que es redimir a la mujer”. Agregaba: “…solo la lucha de Perón contra los privilegios oligárquicos comenzó a redimirla de su condición, otorgándole al mismo tiempo los derechos políticos, tan injustamente negados.” Y más aún,dirá que la mujer tenía “la obligación de organizarse en defensa del gobierno que la ha rescatado de su sumisión y esa organización deberá -necesariamente- enmarcarse dentro de los objetivos señalados por Perón: el Justicialismo y la Tercera Posición.”(19)Clarísimo. No es más que convalidar lo que hemos planteado, en cuanto a que se le daba a la mujer un espacio específico donde podía resolver no antagónicamente con el resto del dispositivo del Movimiento Peronista, su propia problemática con ojos de mujer y no contaminadas (como en el feminismo) con la mirada y el proceder masculino.
Como se organizaron las mujeres peronistas
Este tramo de un discurso posterior al momento que estamos  tratando, revela a la perfección el espíritu y el objetivo que Evita se había trazado desde el primer momento, es decir un año antes, para organizar a la mujeres peronistas.  





“Cuanto más pequeñas más las quiero”

“….Les pido a todas ustedes que cuando vean, en cualquier rincón del país, por mas alejado que sea, a una mujer que tiene un corazón bien puesto, como el del 17 de Octubre de 1945, traten de acercarla a nuestras filas y ustedes deben informarme de ello, puesto que yo no tengo el privilegio de estar en todos los lugares de la Patria para auscultar a cada una de las Peronistas que trabajan en pro de nuestra causa. Piensen que nuestro movimiento es grande y que hay cabida para todas, para que trabajemos una para todas y todas para una. Pero que no sea un "slogan" eso de "una para todas y todas para una". Que eso sea una realidad como son las realidades que nos esta dando a manos llenas el General Perón, que tiene el privilegio de amar a todas las Peronistas por igual,  sin preferencias por ninguno. Así quiero yo también a las Peronistas. Cuanto más pequeñas más las quiero. La que a ustedes les parezca mas insignificante, es la que esta mas cerca de mi corazón…”
                                                                                            Evita (20)

    Después de la Primera Asamblea Nacional constituyente del P.P.F. Evita, que fue elegida como presidenta del mismo, se dio a una tarea de gran envergadura tal como resultó ser el relevamiento en todo el país de todas las mujeres que fueran peronistas y de todas aquellas que podían ser ganadas para la causa. Para ello debió contar con una fuerza operativa absolutamente leal, aguerrida y sacrificada: 23 mujeres de su absoluta confianza a las que llamó delegadas censistas. Las eligió ella personal y rigurosamente según la anterior axiología, a diferencia de la dirigencia masculina con aspiraciones a cargos electivos que fuera elegida por los interventores del partido en el distrito. Estos eran personas avezadas en la actividad política ya que eran diputados provinciales o congresales y muchos venían de experiencias partidarias previas a la organización del peronismo. No quedan descalificados para nada, Perón los une y pone a todos detrás del mismo objetivo estratégico, pero Evita misma se encarga de trazar las diferencias.
    Cada una de ellas será responsable de un distrito electoral y es preciso recordarlas por sus nombres porque cargaron sobre sus hombros con un enorme compromiso militante:
-Buenos Aires: Catalina Allen
-Capital Federal: Teresa A. Fiora
-Catamarca: Delfina de Molina
-Córdoba: Elsa Chamorro
-Corrientes: Celfa Argumedo
-Chaco: María I. de Solveyra Casares
-Chubut: Susana Míguez
-Entre Ríos: Juana Larrauri
-Formosa: Sara Rodríguez Alderete
-Jujuy: María Isabel de Parravicini
-La Pampa: Matilde D. Gaeta de Iturbe
-La Rioja: Juana M. Beraza
-Mendoza: Teresa Gibelli
-Misiones: Elena Fernícola
-Neuquén: Clementina Palumbro
-Río Negro: María R. Isla
-Salta: Hilda N. Castañeira
-San Juan: Trinidad Coronel
-San Luís: Blanca E. de Rodríguez
-Santa Cruz: Ana M. García Ronzio
-Santa Fe: Luisa Komel
-Santiago del Estero: María E. Renard
-Tucumán: Ana C. Macri

    Dirá de ellas Evita en La razón de mi vida: “Eran apenas treinta. (Se refiere al número final luego de que algunas delegadas censistas debieron dejar la misión por problemas de salud). Todas muy jóvenes. Yo las había conocido como colaboradoras mías infatigables en la ayuda social, como fervientes peronistas de todas las horas, como fanáticas de la causa de Perón.
    Tenía que exigirles grandes sacrificios: abandonar el hogar, el trabajo, dejar prácticamente una vida para empezar otra distinta, intensa y dura.
    Para eso necesitaba mujeres así infatigables, fervientes, fanáticas.
    Era indispensable ante todo ‘censar’ a todas las mujeres que a lo largo y a lo ancho del país sentían nuestra fe peroniana.
    Esa empresa requería mujeres intrépidas, dispuestas a trabajar día y noche…
…Todas están hoy todavía trabajando como el primer día.
    Me encanta seguir desde cerca la marcha de todo el movimiento. Lo importante es que conservan intacto el sello femenino que yo quise infundirles.
    Esto me acarreó algunas dificultades iniciales. En zonas apartadas del país hubo algunos ‘caudillos’ políticos –muy pocos felizmente quedan ya en el Movimiento Peronista; la mayoría está en los viejos partidos opositores- que creyeron hacer del movimiento femenino cosa propia que debía responder a sus directivas e insinuaciones.
    Mis muchachas se portaron magníficamente cuidando la independencia de criterio y de acción.” (21)
    Efectivamente, la primera de las misiones que tenían estas delegadas censistas fue la de relevar, censar, no afiliar, a todas las mujeres peronistas y las que pudieran serlo, lo que implicó un trabajo gigantesco de ir virtualmente casa por casa y conocer el pensamiento de todas las mujeres argentinas.
    En cada provincia la responsable designaba a su vez a las subcensistas  que, desplegadas en el territorio y después de censar a todas las mujeres posibles, concluían la tarea fundando una Unidad Básica Femenina y quedaban al frente de la misma, ayudadas por una secretaria y una prosecretaria. Todas ellas eran nombradas por Evita.

Testimonio de Delia Parodi, subcensita en el barrio de Belgrano de la ciudad de Buenos Aires y luego delegada censista en San Luís.
“Cuando llegué a San Luís había cincuenta unidades básicas y me fui, un año más tarde con doscientas unidades básicas, diez kilos menos y una sombra en un pulmón.”





Perón y las Unidades Básicas

    "No queremos comités porque huelen todavía a vino, empanadas y tabas, para que los usen ellos. Lo que fue antro de vicio queremos convertirlo en escuela de virtudes; por eso hablamos de ateneos peronistas, donde se eduque al ciudadano, se le inculquen virtudes, se les enseñen cosas útiles, y donde no se los incline al vicio".

                                                                                      25-7-1949


Perón y el Partido Peronista Femenino.

    “La organización del P.P.F. es tan perfecta y completa que en el campo político argentino, en toda nuestra tradición cívica, no ha habido jamás un fuerza más disciplinada, más virtuosa, más moral y más patriótica que esa agrupación.”
                                                                                      22-2-1951  

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Discurso de Perón en Santiago del Estero del 29-8-1953
Revista Mundo Peronista del 1-9--1953

Unidades Básicas Femeninas y poder popular

    ¿Qué resultaron ser las Unidades Básicas Femeninas sino centros de poder popular? De acuerdo con el sentido profundo que da Perón al concepto de libertad y la consecuente creación de los espacios apropiados para ejercerla, las U.B.F. fueron precisamente eso, un espacio adonde participar en la ejecución de un sinnúmero de tareas, todas vinculadas a la acción social y por lo tanto a la implantación de la justicia social.
    Es que la revolución justicialista debía hacer pié y crear orgánica en el propio territorio adonde se desarrollaba la vida de las personas. Creado el espacio, todas las mujeres en este caso tenían por delante opciones genuinas para participar.
Las tareas eran tan diversas como que iban desde la acción cívica hasta el aprendizaje de oficios.
    Se enseñaba el mecanismo electoral y a votar, tarea esta de extrema importancia porque se acercaba la primera elección donde iba a participar la mujer argentina. Así es como se hacían simulacros de votación con la presencia de urnas, cuarto oscuro, padrones, autoridades de mesa y fundamentalmente el recuento de votos. La mujer aprendía además, el arte de la oratoria para estar preparadas a pronunciar discursos y comunicar con más precisión los mensajes que fueran requeridos. Hasta se las preparaba para pegar carteles en la vía pública, un recurso de comunicación esencial para aquellos tiempos.
Se prestaban servicios de alfabetización y ayuda escolar; se daban cursos de corte y confección, una herramienta laboral clave para la mujer en el complemento de los ingresos familiares al igual que cursos de peluquería, manicuría, taquigrafía y primeros auxilios. Eran locales con consultoría médica ginecológica y jurídica.
    Se enseñaban en ellas el uso de la tierra para el cultivo de huertas familiares, así como la preparación de comidas económicas.
    Eran un lugar de contención y de reunión habitual para la comunidad barrial y estaban abiertas desde las 8 hs de la mañana hasta la noche. Eran la primera instancia para la resolución de una enorme cantidad de problemas.
    Desde ya eran el lugar de difusión de la doctrina nacional justicialista, y algo imprescindible para las acciones de la Fundación Eva Perón, era el sitio desde donde se recibían y detectaban las necesidades de asistencia social que prestaba la Fundación para el cumplimiento de la Justicia Social. Una misión clave.
    Las U.B.F. fueron, como quedó dicho, el primer espacio adonde poder participar y ejecutar acciones, pero también fue un lugar clave y de gran importancia para el gobierno en cuanto a comunicar sus grandes políticas. Eran en realidad, una correa de transmisión de ida y de vuelta. El gobierno realizaba muchas de sus políticas a través de ellas y las propias U.B.F. eran una caja de resonancia de las necesidades y de los deseos del pueblo. El círculo virtuoso consistía en que esas necesidades eran leídas por Perón y por Evita y se procedía a responderlas en gran parte a través de las mismas, lo que las constituía en organismos de poder popular.
    Pero además de las tareas de ayuda social (“por llamarla de algún modo”,Evita), la mujer peronista tuvo algo más que una destacada actuación en la actividad política partidaria a partir de la U.B.F. Cuando de cara a las elecciones presidenciales de 1951 hubo que elegir candidatos a los cargos electivos se planteó crudamente el tema de la representación proporcional. Debía ser un 33% para cada rama del movimiento. A pesar de toda la fuerza que puso Evita en ello, la mujer no alcanzó esa proporción.
    Sin embargo, el número de candidatas en las listas para esa elección fue el más alto en toda la historia del peronismo hasta que el 6 de noviembre de 1991 se sancionó la ley 24.012, reglamentada el 8 de marzo de 1993, por la cual se establecía la proporcionalidad del  30% como mínimo para la mujer en todos los cargos electivos. En aquella primer elección nacional con participación femenina, las mujeres peronistas ubicaron en las listas de candidatos 6 senadoras y 23 diputadas de las que solo una de ellas era del grupo original de las delegadas censistas.
    Además, fue la mujer la que inclinó la balanza a favor de la reelección de Perón en 1951 logrando más votos que los varones en todos los distritos. La media nacional alcanzada por el voto femenino a Perón fue del 63,97% y el presentismo general de la mujer en todo el país fue del 90,32%, algo realmente superlativo.
    Una muestra clara de hasta que punto había crecido su conciencia política. El número de U.B.F. en todo el país para ese año era de 3.600 algo verdaderamente asombroso después de solo dos años de trabajo.

    Finalmente y a modo de conclusión, el insoslayable testimonio de Evita sobre los resultados obtenidos en el proyecto del P.P.F. y de su instrumento clave, las Unidades Básicas Femeninas.
    Dice Evita: “Los centros políticos del partido femenino se llaman ‘unidades básicas’.
    En esto hemos querido imitar a los hombres.
    Pero mucho me temo que nuestras unidades básicas estén más cerca de lo que Perón soñó que fueran cuando las aconsejó como elementos fundamentales de la organización política de los hombres.
    El General quiso que los hombres de su partido político no constituyesen ya los antiguos y desprestigiados ‘comites’ que, en las organizaciones políticas que soportó el país, eran antros de vicio que cada elección abría en todos los barrios y en todos los pueblos.
    Perón quiso que los nuestros –los centros políticos del peronismo- fuesen focos de cultura y de acción útil para los argentinos.
    Mis centros, mis unidades básicas cumplen aquel deseo de Perón.
En las unidades se organizan bibliotecas, se dan conferencias culturales, y sin que yo lo haya establecido expresamente pronto se han convertido en centros de ayuda y de acción social.
    Los ‘descamisados’ no distinguen todavía lo que es la organización política que yo presido de lo que mi Fundación…
    Las unidades básicas son para ellos algo de ‘Evita’. Y allí van buscando lo que esperan que pueda darles Evita.
    Ellos mismos, mis descamisados, son los que han creado en mis unidades básicas una nueva función: informar a la Fundación acerca de las necesidades de los humildes de todo el país.” (22)

Bibliografía y Documentación de apoyo

   1.  Dos Santos, Estela-Las mujeres peronistas,  Centro Editor de
        América Latina, Buenos Aires, 1983, pag. 10
   2.  Perón, Eva-Discurso en Plaza de Mayo, Promulgación del Voto
        Femenino, 23-9-1947-Ver en esta página el discurso completo en 
        Documentación//Perón, Eva
   3.  Ramos, Jorge A.-Feminismo y Lucha Política, Documento presentado
        para la discusión interna del Frente de Izquierda Popular. Publicado 
        por María J. Molina  en “Los avances de la mujer en el peronismo”, 
        en  mjosemolina.blogspot.com.ar
   4.  Perón, Eva-Discursos Completos de Eva Perón. Carlos Hurst, Tomo I, 
       1946-1948,  Buenos Aires, 2004, pag.51. Publicado por María J. Molina
        en Ob. cit.
    5. Imprenta del Congreso Nacional,  1933, Tomo V, pag. 64
    6.  Perón, J. D.-Discurso del 26 de julio de 1945 ante la División para la 
        mujer de la Secretaría de Trabajo y Previsión, publicado en La Nación,
        27 de julio de 1945
    7. Perelman, Angel-Como hicimos el 17 de octubre, Ed. Coyoacán, 
        Buenos Aires, 1968
    8. Ocampo, Victoria-Discurso en la Asamblea Nacional de Mujeres-
        Publicado en A las mujeres argentinas, Editorial Sur, Buenos 
        Aires, 1945
    9. Perón, Eva-Discurso cit. en 2.
  10. Perón, J. D.-Discurso de apertura de las sesiones legislativas, año 
        1946, en Estela Dos Santos, Ob. cit.
  11. Perón, Eva-La razón de mi vida, Ed. Peuser, 1954, pag. 269
  12. Perón, Eva-Discurso en el Ministerio de Trabajo, 6-12-1946
  13. Dos Santos, Estela, Ob. cit., pag. 12
  14. Hurst, Carlos, Ob. cit. pag. 110
  15. Editorial diario La Nación 5-9-1947
  16. Editorial diario La Nación 10-9-1947
  17. Ocampo, Victoria-en Eva Perón en la historia, Fermín Chávez, Ed.  
        Oriente, 1986, pag. 138
  18. Barry, Carolina-El Partido Peronista Femenino: la gestación política y 
        legal, en http://nuevomundo.revues.org
  19. Perón, Eva-Discurso ante la Primera Asamblea del Partido Peronista 
        Femenino, en  el Teatro Nacional Cervantes de la ciudad de Buenos
        Aires, 26-7-1949
  20. Perón, Eva-Discurso ante el Partido Peronista Femenino, en el Teatro 
        Nacional Cervantes de la ciudad de Buenos Aires, 4-5-1950
  21. Perón, Eva-Ob. cit. pags. 291-292
  22. Perón, Eva-Ob. cit. pag.293-294

FUENTE: http://www.historiadelperonismo.com/la-mujer-en-el-peronismo.php

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